Ayer, en Córdoba
Y como no hay nada como unirse al enemigo si no puedes con él, recomendamos seguir las seculares costumbres beduinas y dejarse de tanto bikini, pantaloncito corto y escasez de ropa.
Los que de verdad saben de calor van vestidos desde la coronilla hasta la planta de los pies. Por algo será. Tapaditos como monjas y ahí están, tan felices. Ni cervecita ni Coca-Cola. A palo seco. Eso sí, con poco movimiento, caminar pausado y una tez morena como el café. Para beber, té; y para comer, las manos. Es lo que hay.Versión hispana: boina de verano, alpargatas, camisola huertana y botijo. ¿Quién dijo calor?
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