
Pasadas las 13, hora zulú, recibí una llamada del Hermano Kike preguntándome si tendría mejores planes que acudir a la comida de nochebuena. Lógicamente le contesté con la verdad por delante: ningún plan mejor que el propuesto ni mejor compañía para tan delicados momentos, pero por razones inconfesables no podría acudir a la mencionada comida. Finalmente fueron los Hermanos Kike, Beato y Paco Buendicho los que mantuvieron la llama de tan sabrosa costumbre navideña.
Por fortuna se pudo compensar la ausencia en la comida con la tradicional cabalgata por los pubs de la localidad en las horas previas a la cena.
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