

Lo de correr como un loco el último día del año tiene su aquel. La gran duda es si se huye como alma que lleva el diablo del año que termina o se ha desbocado el entusiasmo y se va en busca del año que llega. Ahí está la madre del cordero. Probablemente no sea ninguna de las dos cosas y no pase de ser una de esas raras costumbres como la tomatina o atragantarse con doce uvas en los últimos segundos del año.
Nochevieja, las doce campanadas y esto se acabó.

Hoy acaba un año malo de cojones y empieza uno que dicen que va a ser peor. ¡¡Pues VIVA 2010!!
En cualquier caso, enhorabuena por haber sobrevivido al 2008 y que el 2009 sea leve. ¡Suerte!