No podíamos publicar la foto del maestro alicantino sin que estuvieran presentes, y tan pegaditas a él, estas dos aficionadas monoveras. Pero la excepción a la regla de que no aparezcan chicas está más que justificada.
Junto al maestro, y a su derecha, le cierra el paso la señora de Conejero, Doña Mercedes, mujer de movimientos pausados y meditados. A la derecha del lidiador y catedrático en el arte de las banderillas, y taponando la puerta de chiqueros, Doña Eva, señora que lo es del Hermano Lino, mujer brava y valiente.
A destacar que ambas aficionadas muestran una sola mano, con la que agarran con maestría y donaire sus respectivos bolsos, mientras que la otra mano la ocultan en la parte trasera del torero.
Sin duda, y como me refirió el Hermano Lino al remitirme la fotografía, se siente correr mucha sangre torera.
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