
El tipo se las trae. Cada día nos roba unos minutillos de luz y unos grados de calor. Y así, a la chita callando, nos lleva al frió, a los días breves y a las noches largas; o sea, al señor Invierno. Par servidor, a ningún sitio bueno. ¡Otoño, traidor!.
Estoy dándole vueltas a ver si le encuentro algo positivo a esto del otoño, pero nada, no encuentro nada. Ruego encarecidamente que si alguien sabe para qué se ha inventado el otoño mande un mensaje al blog. Se reconocerá la imaginación y la buena voluntad.
¡Ya está!. Es que necesitaba desahogarme. Pero no, no me ha servido la terapia.
¡Ale, chicos, alegría!
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